Experimentar que "una sola cosa es necesaria" es el camino que invitan a recorrer algunas mujeres del Evangelio como María de Betania, María Magdalena, y otras que se encontraron con Jesús. Son mujeres que desearon desde lo profundo de su ser seguirlo, asumiendo sus Palabras y gestos. Movidas por el amor, vivido en reciprocidad con el Señor fueron moldeando sus vidas en torno a Él.

Desde la impronta Mariana del Instituto es bueno adentrarse en este horizonte de vida consagrada desde las características propias de la espiritualidad salesiana. Para ello qué mejor que acercarse a la escuela de María, Ella en Caná de Galilea indicó el camino: “Hagan lo que Él les diga”. La FMA también ha de construir un “nosotros” comunitario, desde la óptica de la mediación: oración- compromiso. Nada puede serle ajeno. Tanto en la comunidad religiosa como en la misión, vive la sencillez, la alegría de quien se siente en las manos de su Señor y es enviada por Él a todos, especialmente a los jóvenes y a los jóvenes más pobres.